En una de sus novelas, Gabriel García Márquez cuenta como una esclava abisinia era de una belleza tan extraordinaria que fue adquirida sólo para ser contemplada. Yo le creo. Una vez ví al que me pareció el hombre más hermoso del mundo, caminando por Montpellier y era etíope. Espigado y atlético, con la piel del color de una infusión de canela y un rostro escandalosamente bello; caminaba tranquilo, como ajeno a su propia belleza, vestido de tela cruda y dejando tras de sí un perfume amargo como de madera y una hilera de mujeres estremecidas por el milagro de su hermosura.
Es posible que tanto él como la esclava de la historia de García Márquez estuvieran emparenatados con la tribu L´Omo, originarios de Etiopía, también llamada Abisinia.
Los L´Omo, dueños de las estepas orientales de África, tienen un profundo y exquisito concepto de la decoración del cuerpo. Sus ornamentos (maquillaje y lo que si llamamos accesorios nos quedamos cortos) son muy elaborados y con un enorme sentido estético. Parece arte cinético que camina. Es obvio que, como todo maquillaje aborígen, es ritualista, místico y por ende sagrado.
Nunca antes vi una muestra tan hermosa de maquillaje corporal.
Disfrútenlo.
(Hagan clik en el título en morado para ver la presentación en tamaño grande).
Es posible que tanto él como la esclava de la historia de García Márquez estuvieran emparenatados con la tribu L´Omo, originarios de Etiopía, también llamada Abisinia.
Los L´Omo, dueños de las estepas orientales de África, tienen un profundo y exquisito concepto de la decoración del cuerpo. Sus ornamentos (maquillaje y lo que si llamamos accesorios nos quedamos cortos) son muy elaborados y con un enorme sentido estético. Parece arte cinético que camina. Es obvio que, como todo maquillaje aborígen, es ritualista, místico y por ende sagrado.
Nunca antes vi una muestra tan hermosa de maquillaje corporal.
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